EL PROBLEMA DEL TRANSPORTE PÙBLICO EN VENEZUELA
EL PROBLEMA DEL TRANSPORTE PÙBLICO EN VENEZUELA
Wladimir Abreu-Ibarra
Profesor de Filosofía
en la Universidad de Carabobo
Miembro del Comité
Central del PCV
Historiador
En toda gran ciudad el transporte
masivo siempre en un asunto importante, es la capacidad de mover eficaz y
rápidamente la mercancía fuerza de trabajo, en las sociedades capitalistas
altamente desarrolladas es un asunto fundamental al cual se le dan soluciones a
gran escala y con aplicación de ciencia y tecnología; pero en Venezuela...
En nuestra tropical sociedad, el
transporte público, que, en líneas generales, no es público; es una especie de
mezcla de “chatarrización, realismo mágico y avaricia “Dickensciana”; en
Venezuela abordar un autobús, es mínimo una aventura peligrosa, con dosis de
gases de hidrocarburos, impuntualidad, hacinamiento, accidentes, delincuencia y
precios excesivos.
Una red ferroviaria solida sería
(trenes y subterráneos) una pieza clave para el desarrollo económico del país,
así como el pilar de un sistema de transporte público y de mercancías
eficiente, rápido y económico.
No obstante, debido a las
peculiaridades de nuestra historia, los ferrocarriles en Venezuela, se
desarrollaron de manera tardía y con redes desconectadas entre sí y
languidecieron rápidamente a mediados del siglo XX.
Por décadas el sistema de
transporte de pasajeros en Venezuela ha sido controlado por empresas privadas y
ha sido un sector de mediocre importancia en la economía, en algunos momentos
de principios de siglo XX algunas ciudades del país contaron con sistemas de
transportes municipales, buses y tranvías, pero estas sucumbieron, ante la
decidía estatal y una muy fragmentada capa de pequeños y medianos burgueses del
transporté, quienes terminaron controlando eso que en Venezuela se llama
“transporte público”.
Las grandes empresas del
transporte se dedican al flete de mercancías de la economía comercial
–importadora asociada al rentismo petrolero; mientras que el transporte de
pasajeros a quedado en manos de múltiples redes de pequeños y medianos
empresarios; algunos incluso informales, ilegales o a-legales: piratas, moto
taxistas etc, etc, etc.
Sus servicios siempre han sido
inadecuados y poco confiables, sujetos a los vaivenes de la economía, los
desperfectos mecánicos de sus flotas de vehículos comprados como chatarras en
otros países, más el desorden y la falta de planificación técnica de sus
operadores.
Con la caída de los precios del
petróleo sumada a la baja de la producción de crudo y gasolina; la incapacidad
gubernamental para afrontar la crisis económica, la reducción de las
importaciones de autopartes significo un golpe al sector transporte, que lo
llevo en algún momento a la virtual paralización y a un foso del cual aún no
logra salir, como puede saber cualquier venezolano que intenta ir a su trabajo
usando el transporte público.
El parque autobusero ya de por si
débil por su fragmentación empresarial y obsolescencia técnica, ha colapsado en
los últimos años por la escasez y encarecimiento de los repuestos, hoy
presenciamos su agonía.
La crisis en Venezuela del sector
transporte público, es tan grande que hace que las consignas “socialistas” del
gobierno resulten ridículas y risibles; no hace falta “socialismo” para
comenzar a resolver este problema. Prácticamente todos los grandes países
capitalista del mundo y muchos no tan grandes en las escalas de sus economías
han logrado afrontar con éxito la realidad de crear sistemas de transporte
público masivo y eficiente.
Hay medidas que pueden aplicarse
en lo inmediato en Venezuela y salir así de la prehistoria en materia de
transporte público masivo.
Primero, el servicio de
transporte público masivo interurbano debe estar en manos del estado (nacional
regional o municipal), con asociaciones con capital privado donde las
condiciones y necesidades lo requieran, pero bajo la organización central
publica, y esto no es comunismo, esto pasa en muchos pauses del mundo
incluyendo los EEUU.
Segundo, el transporte público
debe estar concentrado en grandes empresas o corporaciones capaces de establecer
estrategias de rutas y redes de movilización según los flujos y necesidades de
la población, así como de las necesidades de crecimiento de las ciudades y sus
zonas económicas e industriales.
Tercero, la burguesía debe
contribuir con un fuerte aporte económico e impositivo para sostener una
eficiente red de transporte público, pues una red eficiente de transporte se
traduce en beneficio para ellas misma pues sus asalariados asistirán a sus
centros de trabajo de forma más eficiente y productiva, así como las personas
irán a comprar sus mercancías a los comercios con mayor facilidad.
Cuarto, puesto que el desarrollo
de un sistema de transporte optimo es reflejo material de una economía
productiva y no rentista, es necesario superar cuanto antes el rentismo
petrolero e industrializar aguas abajo el petróleo.
¿Podrá la burguesía venezolana
hacer eso?
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