EL AUDAZ COMANDANTE ARGIMIRO GABALDON
1964 - 2014 / A 50
años de su siembra sigue guiando los combates
EL AUDAZ COMANDANTE ARGIMIRO GABALDÓN
Publicado por primera
vez el 11 de diciembre del 2014, en Tribuna Popular nro.247
Wladimir Abreu
Profesor de Historia.
Hijo del general José Rafael
Gabaldón y de Teresa Márquez Carrasquero, Argimiro –el séptimo de nueve hermanos–
nació el 15 de julio de 1919, en Biscucuy, estado Portuguesa. Chimiro, apodo familiar,
será un hombre de temprana inteligencia, estudia matemáticas, se hace
dibujante, deportista, un ser de múltiples facetas, en medio de un ambiente
semi-feudal.
Luego ser
expulsado del Liceo Andrés Bello, de Caracas, a raíz de su participación en las
manifestaciones del año 36, culmina el bachillerato dos años después, con una
tesis sobre la “filosofía de Demócrito”.
A orillas del
río El Tocuyo, en sencilla ceremonia, Argimiro se incorpora al Partido
Comunista de Venezuela en 1938, durante la presidencia de López Contreras y con
la vigencia del Inciso VI del artículo 32 de la Constitución venezolana de la
época, que prohibía las actividades comunistas.
Se destaca
como gran organizador y combativo activista del PCV, en luchas obreras y
campesinas, creando células comunistas, enfrentando la represión en la
legalidad burguesa y en la clandestinidad durante la dictadura militar.
Centenares de
camaradas, entre los que destaca Argimiro, cumplieron un papel vital en los últimos
años del régimen perezjimenista y los primeros del puntofijismo: la disciplina
comunista ante el terror de la Seguridad Nacional (SN), la jamás capturada Tribuna
Popular clandestina, los gloriosos jóvenes comunistas que con molotov hicieron
retroceder a la SN y la Guardia Nacional; todos reconocen el importantísimo papel
de los comunistas en el derrocamiento de la dictadura el 23 de enero de 1958.
Revolucionario
de su tiempo
El PCV vivió
un gran auge. Es la primera fuerza electoral en Caracas «la roja», los grandes
sindicatos controlados por comunistas, la Juventud Comunista es una fuerza
hegemónica en liceos y universidades, para buena parte del pueblo venezolano
los comunistas son los valientes hombres y mujeres del gallito rojo que
derrocaron al tirano, son los valientes de Guasina, los que frente a la tortura
guardaban espartano silencio; son leyendas para el pueblo venezolano en esa
época. Para el imperialismo y su socio tropical Betancourt esto era intolerable
y había que ponerle freno.
A la unitaria lucha frente a la dictadura,
el pacto de Punto Fijo responde con la segregación de los comunistas, con el
“dispare primero y averigüe después”, con la “Sotopol”, con la expulsión de los
comunistas de la CTV, el asalto a los sindicatos comunistas con pistola y
cabilla.
El PCV devuelve el golpe y toma
las armas, es el tiempo de nuestra guerra revolucionaria.
Argimiro
Gabaldón encarnara como ninguno al revolucionario de su tiempo; en octubre de
1961, en las serranías de Lara, junto a un puñado de jóvenes comunistas y
campesinos, comienza su epopeya. Quizás el más esclarecido comandante
guerrillero de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), Argimiro
comprende la necesidad de crear un ejército popular que lleve la guerra
revolucionaria a toda la nación, como estrategia que pudiera llevar a la clase
obrera y campesina a la toma del poder, a la conquista de la revolución.
El 4 de abril de 1962 es la
célebre toma de Humocaro Alto, bautismo de fuego de la guerrilla revolucionaria,
mal planificada y motivada más por el entusiasmo, la operación termina en un
fracaso, pero será una experiencia valiosa que templa la disciplina de los
guerrilleros y hará ver al ya Comandante Carache la necesidad de un profundo
replanteo que debía alejarse del inmediatismo de las visiones pequeñoburguesas,
por la organización de las masas en torno a la guerra popular, el carácter prolongado
de la guerra revolucionaria y que ésta requeriría un largo tiempo y una entrega
de la totalidad de las fuerzas del PCV en este esfuerzo.
De 1961 hasta
1964 el Comandante Carache organiza al más combativo núcleo de la guerrilla, el
Frente Guerrillero Simón Bolívar; será de los pocos con una sólida base social
campesina y con un sólido control territorial.
Estratega político militar
Luis Ortega, profesor
universitario jubilado, quien luchó junto a Argimiro Gabaldón en las Montañas
de Lara y sigue militando en el PCV, nos comenta de sus experiencias con el
Comandante Carache:
«La primera conversación con Argimiro (21 de mayo de 1963) fue una cosa
de satisfacción, de camaradería, él era una persona de mucha chispa, un
cuentero empedernido.
Él estuvo hablando de la lucha armada, de lo que se proponía hacer; yo
no le pregunté mucho, estaba recién llegado ahí en la Brigada 31. La primera
instrucción fue cómo hacerle mantenimiento al fusil (…)
Celebrando el aniversario el 21 de noviembre de 1957 (…) le hicimos una
emboscada al Ejército en Sabana Redonda, no le hicimos bajas, pero le caímos a
tiros y nos fuimos y no supimos más nada, sólo el comentario de la gente que el
jeep estaba lleno de huecos y que llegó rodando al pueblo con dos cauchos
vacíos. La idea de Argimiro era parar el carro y quitarles las armas, pero no
se pararon.
Ellos bombardeaban mucho e hicieron intentos por entrar pero la gente
nos decía “viene el ejército por tal parte”, y Argimiro decía “si vienen de tal
lugar deben pasar por tal parte”, y allí le montábamos la emboscada
(…). Argimiro nos obligaba a no perder nunca el contacto con los
campesinos para que siempre nos mantuvieran informados de los movimientos del
Ejército.
(…) uno andaba a la libre en ese territorio tan inmenso y con el apoyo
campesino.
Él obligó a cada uno de nosotros a conocer el terreno, a tener directa
o indirectamente un trabajo social de base y tener a nuestro favor a todas
estas comunidades y nos protegieran (…), llegábamos a una comunidad, hablábamos
con ellos y los convencíamos… era una persona que desbordaba humanidad.
Mi última conversación con Argimiro, sobre el futuro de la guerra, me
señaló hacia donde deberíamos avanzar, yo le repliqué que Caracas quedaba en la
dirección contraria y él me dijo: “primero debemos ir a Mérida y luego recorrer
todo el país, pues allí construiremos el ejército revolucionario con el que
haríamos la revolución”. Esa era la idea de Argimiro de la Guerra Prolongada.
A Argimiro hay que reivindicarlo en la historia, Argimiro tenía en
verdad un concepto muy claro del momento histórico que se vivía, que era el
momento oportuno; él no tenía ninguna ambición personal (…). Esa guerra no
tenía por qué perderse.»
Humocaros Alto y Bajo, El Charal,
el Paují, Cerro Blanco, serán, junto a otros lugares de nuestra patria, en
donde la leyenda de Argimiro y del Frente
Guerrillero Simón Bolívar retumbara.
Un lamentable accidente pondrá
fin a la vida de Argimiro Gabaldón. El 12 de diciembre de 1964, en una reunión,
una bala disparada accidentalmente por un combatiente hiere a Argimiro, quien
rápidamente es bajado de la montaña y llevado al Tocuyo, dejando de latir su
corazón en la madrugada del día 13.
La muerte prematura de Argimiro
Gabaldón priva a las FALN de su más audaz comandante y su mayor estratega
militar, pero su ejemplo sigue guiando a las nuevas generaciones de
combatientes.
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