UNA REFLEXIÓN MATERIALISTA SOBRE EL TRANSPORTE PÚBLICO
UNA REFLEXIÓN MATERIALISTA SOBRE EL TRANSPORTE PÚBLICO
Wladimir Abreu, Profesor de historia.
Publicado por vez primera en
Tribuna Popular nro. 237, el 22 de mayo de 2014.
El espacio geográfico y urbano de
las ciudades se han organizado en función del capital, por lo tanto la
problemática del transporte del pueblo está determinada por los intereses de la
burguesía del transporte.
El mediocre parque automotor, los
horarios y las rutas caóticas evidencian ausencia de planificación; el uso del
lumpenaje como mano de obra del sector transporte, no es casualidad. Todo esto
es el resultado de nuestro modelo de desarrollo urbanístico, producto lógico
del rentismo petrolero, de obtener las máximas ganancias con el mínimo de
esfuerzo e inversión, clásico de la burguesía venezolana.
Pero ¿qué necesita nuestro pueblo
en materia de transporte?
Que sea un sistema público: No puede dejarse en manos de capital privado el manejo del transporte de las masas trabadoras, que incluso se ven obligadas a añadir a su jornada de trabajo de 8 horas, 2 ó 3 horas más viajando en las madrugadas y altas horas de la noche, en unidades destartaladas y manejadas por personal poco calificado, con “colectores” –muchos de ellos más bien cercanos al mundo hamponil–. El transporte público debe ser una
empresa municipal, estadal o nacional , además de publica, como un servicio público igual que la salud,
la educación, el agua o la
electricidad, con un pasaje –de ser
necesario– subsidiado y financiado por los impuestos que todos pagamos.
Que sea un sistema masivo y
planificado: no puede ser el pueblo trabajador la víctima de la competencia –a
veces casi peleas de mafias– entre las diferentes empresas, asociaciones
civiles y cooperativas, piratas o legales, que se disputan las mejores rutas,
interfieren las vías públicas, crean o inventan sus propias paradas e incumplen
los horarios.
El sistema de transporte público debe
estar organizado científicamente, según las necesidades de movilización de la
población, según la densidad poblacional, con horarios de mayor movilización y
planificación de rutas. El manejo de las grandes metrópolis venezolanas
(Caracas, Valencia, Maracaibo, entre otras), de gran concentración industrial y
comercial, no puede estar en manos de una anarquizada amalgama de empresarios
privados, sino que debe ser organizado y planificado por el municipio y el Estado.
Culminar y ampliar los sistemas
metro, trolebuses y ferrocarriles: prestando gran interés y atención a los mecanismos
de transporte masivo, así como la interconexión entre los sistemas de transporte. Si las ciudades
están en constante crecimiento poblacional y geográfico, el sistema de
transporte debe también crecer a la par de las necesidades de la ciudad y del
país.
El parque de unidades: deben ser
el ejemplo de ciudadanía y civilización; ya las pequeñas unidades de transporte
son inviables para una ciudad como Valencia, se necesitan grandes unidades de
transporte masivo, equipadas para trabajar en las temperaturas tropicales.
El que los trabajadores vayan a
sus sitios de trabajo no es un mero capricho. Un trabajador que llegue a tiempo, en una
unidad (bus, Metro, ferrocarril…) cómodo, sentado, será un trabajador más
eficiente que aquel que deba añadirle a su trabajo el estar horas en vehículos
incómodos, mal mantenidos, hornos ambulantes, pésimamente conducidos, poniendo
incluso en riesgo su vida diariamente.
La organización científica del
transporte y movilización de las masas trabajadoras, es parte importante del
desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad, la planificación de los recursos
y la producción es evidentemente más efectiva –para la sociedad en su conjunto–
que la anarquía del capitalismo que sólo beneficia a la burguesía, y en el caso
venezolano a una burguesía parasitaria, rentista y perezosa.
Twitter: @vladabreu1917.
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