55º ANIVERSARIO de la HEROICA EXPEDICIÓN por la LIBERACIÓN DOMINICANA
55º ANIVERSARIO de la
HEROICA EXPEDICIÓN
por la LIBERACIÓN
DOMINICANA
Wladimir Abreu.
Especial para TP
Profesor de Historia
(Artí
culo publicado por primera vez en Tribuna Popular nro. 238 el 12 de junio del 2014)
Aun resonaban por Nuestra
América, los ecos del derrocamiento de los dictadores Marcos Pérez Jiménez, en
Venezuela, Fulgencio Batista, en Cuba, serviles instrumentos del imperialismo
norteamericano. En ese ambiente, los sectores más combativos contra la tiranía de
José Leónidas Trujillo “Chapita”, el cancerbero dominicano, consideraron que
era hora para derrocar a uno de los dictadores más brutales de la región.
Ya a finales de 1958 el
Movimiento de Liberación Dominicano (MLD) decide organizar la expedición, con
el concurso del gobierno venezolano (en los periodos de Larrazábal y Sanabria)
y luego también con el de la triunfante Revolución Cubana.
En ese sentido, Enrique Jiménez
Moya, Comandante en Jefe el Ejército de
Liberación Dominicana (ELD), pone a punto los aspectos finales de la invasión.
El 7 de diciembre de 1958, en un vuelo secreto Caracas-Cuba que enviaba armas a
la Sierra Maestra, vuela Jiménez Moya, buscando apoyo en cuanto se completase
el triunfo revolucionario en la isla del Caribe, planteamiento que Fidel aceptó
solidariamente.
Solidaridad
Así lo expresa la investigadora dominicana
Maridelia Maldonado: “Jiménez Moya entregó la carta, sostuvo una amplia conversación
con Fidel, le habló de su integración a la lucha de resistencia contra el dictador
Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, su colaboración con Acción Democrática y con
el Partido Comunista Venezolano, su integración a la Unión Patriótica
Dominicana, y de cierta preparación militar. Se vivía en Sierra Maestra la
ofensiva final contra la dictadura de Batista. Jiménez Moya se integró de
inmediato a las columnas guerrilleras dirigidas por Fidel.”
Tres semanas después del triunfo
de la Revolución Cubana el 1º de enero de 1959, el primer país que visita Fidel
es Venezuela, y en un mar de celebración de ambas revoluciones toma contacto
con el MLD, el gobierno venezolano, el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y
AD (aun no ocurría la división del MIR), para organizar la definitiva invasión
libertadora de República Dominicana.
A principios de 1959, en el
campamento de Mil Cumbres, bajo la férrea dirección del comandante Camilo
Cienfuegos, comienza el entrenamiento y la planificación del plan de invasión
junto a Jiménez Moya; ya el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) de Juan
Bosch se había retirado del plan unificado de acción por pequeñeces
personalistas, aunque los miembros del PRD en Cuba sí se incorporan a la
invasión.
Desde Cuba
El plan consistía en consolidar
una franja de territorio, para luego llevar a cabo una segunda oleada de
desembarco, golpeando desde tres puntos distintos, dispersando las fuerzas
trujillistas, garantizando así el éxito de la invasión y posibilitando –ante la
existencia de un mínimo territorio liberado– el reconocimiento inicial de los
gobiernos cubano y venezolano.
El 13 de junio de 1959 Camilo Cienfuegos
despide a los expedicionarios. Entre las dos centenas de hombres hay
dominicanos, cubanos, venezolanos, españoles y norteamericanos; la lucha por la
libertad no tiene patria ni frontera.
Estos valientes
internacionalistas parten en las lanchas “Timina” y “Carmen Elsa”.
Ya el 14 de junio, temprano, parte
el grupo expedicionario aéreo en un avión Curtiss C-46 pintado con los colores
de la fuerza aérea dominicana y pilotado el capitán venezolano Julio César
Rodríguez, quien aterriza con Jiménez Moya y 56 combatientes en el pequeño
aeropuerto de Constanza. Rápidamente toman control de aeropuerto, pero pronto
el sabotaje, la traición y la acción de los agentes trujillistas comienzan a
actuar.
Los desembarcos aéreos y
marítimos, que debían ser simultáneos, se completan por mar el 20 de junio en
las playas de Estero Hondo y Maimón; ya el ejército criminal de Trujillo está
alerta.
Hay que recordar que estas
lanchas estuvieron a punto de naufragar y fueron rescatados por una fragata de
la marina revolucionaria cubana, pero los expedicionarios se negaron volver a Cuba
y reparadas las lanchas continuaron su camino al combate.
Heroísmo.
Un número considerable de
combatientes que arribaron por Estero Hondo y Maimón murieron en el desembarco
cuando fueron atacados por unidades navales y aéreas del régimen de Trujillo.
El resto se internó en las montañas, donde libraron combates con las tropas del
gobierno hasta que fueron apresados o muertos.
Por su parte, los expedicionarios
de Constanza tenían instrucciones de no presentar batalla hasta que llegaran
las dos lanchas. Perseguidos por las tropas trujillistas, denunciados por los agentes
de la dictadura y bajo el permanente acoso del hambre, los combatientes del
Ejército de Liberación Dominicana, fueron aniquilados poco a poco.
Siempre será difícil reconstruir
el heroísmo y la valentía de estos hombres que cercados paulatinamente fueron
cayendo, unos combatiendo, otros heridos serán luego torturados vilmente por Trujillo
y su hijo el sociópata sanguinario de Ramfis.
De los 198 combatientes, sólo 5
sobrevivirán.
Los venezolanos, catorce jóvenes
militantes de la Juventud Comunista de Venezuela (JCV) –muchos de ellos de
Caracas, de la zona de El Cementerio–, todos cayeron. Se alistaron emulando la
gesta revolucionaria de Fidel en la Sierra Maestra y se elevaron hasta el nivel
de los ejércitos republicanos que dirigió Bolívar para expulsar al imperio español;
fueron y son heroicos como las Brigadas Internacionales de guerra civil
española.
Estos son nuestros héroes: Alfonso
José Santiago Flores, Edwin Ermini, Generoso Hernández, José Altagracia Arias Quintero,
José Isaac Molina, José Luis Rodríguez, Juan Cárdenas Soto, Julio Camacho, Luis
Alfonso Medina, Luis Antonio González, Nelson Andrés Hernández González, Oscar
Luis Vega Acosta, Pedro José Linares Badillo y Rafael Arrechedera Rodríguez.
Honor y gloria a los mártires de
la Juventud Comunista de Venezuela caídos en gesta internacionalista
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